A veces escuchamos una canción... y
nos transportamos. Esto me pasó a mí con esta maravilla de Ismäel
Lô, un cantante senegalés que, a parte de esta, tiene canciones que
te hacen sentir con todos los sentidos. La oyes, pero también puede
tocarse, verse, olerse e incluso saborear cada palabra de la letra.
Esta canción, al contrario de lo que
pueda sugerir su melodía, habla de religión, de la fiesta del
Tajabone. Este día se celebra después del Ramadán en senegal, en
el que tras un mes de sacrificio, los niños salen a la calle a pedir
su particular 'aguinaldo'. Niños vestidos de niña y niñas vestidas
de niño. Esta es, en definitiva, la fiesta de la alegría.
Creo que todos deberían escuchar esta
canción en un momento de estrés, uno de esos en los que se te
acelera el corazón sin una verdadera razón. Entonces paras, la
escuchas, y te olvidas de todos esos problemas "importantes"
que te amargan. Y disfrutas.