-Hoy me ha vuelto a pasar...
-¿Por qué? ¿Qué sentiste?
-No sé cómo llegué a eso, y tampoco
como pude calmarme al final... ¿Qué iba a sentir? Fue lo de
siempre. Ya lo estoy tomando como rutina, y no quiero que eso pase.
No, no quiero.
-Tranquilo. Ahora estás mejor, ¿no?
Eso es lo importante. Pero cuéntame cómo fue.
-Si ya te lo he dicho, no sé cómo
llegué a eso. Estaba tan tranquilo y de repente, ¡tas! No podía
controlarlo, iba demasiado rápido... Las palabras no me seguían. No
sé explicarlo. Nunca sé.
-Pero yo te entiendo. Sigue contando.
-Estaba en el autobús. Todo era como
muy rutinario. No sé, es lo que hago todos los días. Y de repente,
empezó. Es como irse a otro mundo o algo. Y entonces lo ves, lo ves
todo. ¿Nunca te ha pasado? Por dios, dime que sí.
-Eso no es lo importante ahora. Lo que
importa es lo que te ha pasado a ti. ¿Qué hiciste entonces?
-Nada. No hice nada fuera de lo normal.
Bueno, cuando me bajé del bus, sentía como que me ahogaba, y
respiraba muy fuerte y muy profundo. Era como si tuviese ansiedad o
algo. Pero se fue pasando poco a poco. Después bostezé varias veces
seguidas. Últimamente bostezo mucho. Casi siempre, de hecho.
-¿Y por qué puede crees que puede ser
eso?
-No lo sé. No tengo sueño, aunque
duermo poco. Poquísimo. Pero no estoy cansado. Bueno, no me siento
cansado. Sé que eso eso es malo, pero si todo fuese bien no estaría
aquí así que... Bueno, pues eso, que no sé por qué es, pero me
pasa bastante. Tampoco tengo hambre. Dicen que es otra de las causas
por las que se bosteza. Pero hambre más bien poca. También como
menos que antes, pero no mucho menos, solo que no tengo tanto
apetito. Y eso, que bostezo sin tener hambre ni sueño, así, porque
sí.
-Y volviendo a lo que ha pasado hoy...
¿Cuándo te has calmado?
-Te he dicho que no lo sé. Nunca sé
cómo se me pasan estas cosas ni tampoco como se me pasan. Me olvido
de ellas poco a poco. Seguramente vi algo que me llamó un poco la
atención y se fue pasando. Como cuando vas hablando y cambiando de
un tema a otro. No he vuelto a pensar en eso hasta que he entrado
aquí, y empecé a buscar un tema del que hablar, algo que contarte.
-Te hubiese sacado las palabras
igualmente. ¿Sabes? Eres una persona observadora. Eso me ayuda
muchísimo para ayudarte... Pero bueno, ¿te ha pasado más veces en
esta última semana?
-Sí, tres veces. Dos en el autobús,
igual que esta, exactamente igual. Incluso he estudiado cómo son
esos ataques. Primero todo se acelera y pierdo el control, luego
empiezo a respirar más fuerte y después me pongo a bostezar.
Además, casi siempre empieza cuando paso por enfrente de un edificio
blanco que hay cerca de mi casa, y creo que lo estoy asociando.
-¿Y la otra vez?
-¡Ah, sí! La otra vez fue mientras
corría. Creo que el... martes. Sí, martes. Salí a hacer footing
para despejarme, y claro, iba a lo mío, pensando. Y comenzó. Tuve
que pararme durante diez minutos, y otra vez con ansiedad y
bostezos... Luego no podía correr, y volví andando, y me fui
olvidando poco a poco.
-¿Seguro que ninguna otra vez?
-Seguro. No esta semana. Las otras
veces ya te las conté. Oye, ¿qué me pasa?
-Eso es lo que estamos intentando
averiguar. Hace falta tiempo.
-Sí, pero no quiero seguir así.
Necesito que me digas algo. No quiero que todo siga... yendo tan
rápido. Es demasiado. Muy rápido, y si no lo puedo controlar, me
estresa. Seguro que a ti también te ha pasado, más de una vez. Lo
sé, a todo el mundo le ha tenido que pasar. No lo entiendo. ¿Por
qué?