jueves, 27 de septiembre de 2012

AÑO 64


Hoy, por primera vez este año, han bombardeado la ciudad. Ya nos habíamos olvidado de su sonido, del miedo, de escondernos. Pero parece que nos volveremos a acostumbrar. Durante media hora, se ha acabado el mundo, momento a momento. Al acabar, salimos otra vez a las calles, como ratas, miserables y asustados. Vimos los efectos que habían tenido las bombas: casas reducidas a escombros, calles destrozadas, árboles calcinados... Después de casi un año, en el que, a duras penas, habíamos reconstruido los estragos de la última oleada de bombardeos, todo el trabajo se venía abajo.

Entonces lo vimos. Como una estrella fugaz, pero dejando una visible estela, despegaba una nave rumbo a quién sabe qué planeta. Las naves eran cada vez más modernas, más cómodas y grandes. Cada vez llegaban más lejos, y más rápido. Era la bella y fugaz visión del progreso.

martes, 18 de septiembre de 2012

LA BRECHA


Galaxia Internet, sociedad red, era de la información... Vivimos en una época de cambio, eso está claro. Este es, probablemente, uno de esos momentos decisivos en la historia humana, un proceso de transformación hacia una sociedad totalmente diferente. Y por eso es vital en estos momentos plantear los problemas de este cambio, ahora que pueden solucionarse más "fácilmente".

Cabe preguntarnos, en primer lugar, ¿este cambio, es igual para todos? NO. Un gran problema de este es precisamente que acentúa, aún más si cabe, las diferencias económicas y sociales, haciendo de la brecha rico-pobre un abismo que tiene el peligro de convertirse en insalvable.

Por ejemplo, mientras los países a los que nos gusta llamar desarrollados mantienen un nivel de vida alto, junto con una natalidad relativamente baja. Mientras, los países eufemísticamente denominados en vías de desarrollo tienen una tasa de natalidad descontrolada. Es conocido eso de que solo 15% de la población mundial posee el 85% de los recursos. Pues bien, esto empeorará en los próximos años a causa de este desajuste. Queda demostrado que aquellas promesas de enriquecimiento y mejora del nivel de vida que traía nuestro queridísimo capitalismo son mentira.

Otro gran problema es que, irónicamente, en la era de la información, esta es mucho más amplia pero en áreas cada vez más pequeñas. Mucha información, sí, pero sobre lo mismo.

¿Quién ha visto noticias últimamente de Somalia, de la tragedia de enfermedades como la malaria, el SIDA, el tifus, etc? Supongo que consideramos más importante el "grave problema" de la gripe en nuestros sanos y ricos cuerpos. Y ahí reside el problema. ¿Cuáles son nuestras prioridades? Sin notarlo, los habitantes de los países ricos, por norma general, nos estamos volviendo egoístas, más que nunca. Si a este egoísmo sumamos la falta de interés, el resultado es una sociedad realmente despreciable vista desde el exterior. Algo así como el Capitolio, de la saga de Los Juegos del Hambre.

Mezclando la brutal diferencia económicosocial y el tipo de sociedad que estamos gestando, el futuro es poco halagador. Sí, viviremos más y mejor, pero, ¿cuántos? ¿A cambio de qué?

Se habla de que cuanto más se extiendan nuestros valores, mejor. Deberíamos detenernos un momento, desconectar la caja tonta y pensar, ¿es cierto? Hasta ahora hemos visto los resultados de este tipo de economía que hace más daño que bien. Sí, en Occidente vivimos a cuerpo de rey, pero, ¿y en el resto del mundo? ¿Acaso no vemos que la brecha es cada vez más grande y desigual en número? África, el gran olvidado. Las políticas agresivas de nuestro querido Occidente la hunden cada vez más en la miseria, mientras los medios dicen que no es nuestra culpa. Decimos que nosotros no tenemos nada que ver para limpiar nuestra conciencia, pero estamos ciegos. Para colmo, cuando empezamos a pensar en temas poco agradables como este, cambiamos rápidamente, y nos excusamos pensando que "si están así será por algo", "es que son gente violenta", "terroristas", "no tienen valores" y un largo etc. de excusas baratas para librarnos de todo remordimiento.

Señores, esta es la sociedad que hemos creado, "justa, libre e igualitaria". La mayor mentira jamás contada. La mayor verdad jamás ignorada. Yo no soy ningún genio, soy muy joven, inexperto, casi un niño. Si yo he podido darme cuenta de esto, ¿por qué tú no?

lunes, 10 de septiembre de 2012

HORA DEL ALMUERZO


"Hora del almuerzo, hora del almuerzo, hora del almuerzo". Era la voz de Iqua llamando a todos sus empleados al comedor. Yo estaba terriblemente cansado aquel día, apenas había podido dormir, y estaba haciendo mi trabajo a duras penas. Me dolía la cabeza, y cada palabra de Iqua no era más que un chillido molesto.

"Hora del almuerzo, hora del almuerzo, hora del almuerzo". Cada cinco minutos, de la una y media hasta las dos y cuarto de la tarde, la dichosa vocecita repetía lo mismo una y otra vez. A veces bromeaba con mis compañeros sobre desconectarla.

"Hora del almuerzo, hora del almuerzo, hora del almuerzo". Iba a ir al comedor cuando me enviaron unas fichas para rellenar. Genial, otros quince minutos más.

"Hora del almuerzo, hora del almuerzo, hora del almuerzo". Seguía atascado con esas fichas. Además, hoy no podía dejar trabajo atrasado. Era el día del desfile, toda la ciudad vería a los presos y yo no quería perdérmelo.

"Hora del almuerzo, hora del almuerzo, hora del almuerzo". Terminé antes de lo previsto. Ahora tenía que bajar al comedor, en el otro lado del edificio. Todos mis compañeros de departamento ya habían ido a comer, así que hoy estaría solo. Sonó la sintonía de la empresa seguida de un: "Feliz día, empleados". En aquellos días odiaba a Iqua.

"Hora del almuerzo, hora del almuerzo, hora del almuerzo". El comedor estaba atestado, llegaba tarde, ya eran casi las dos. El menú de hoy: puré de proteínas con carbohidratos, toda una delicia. Me senté al lado de un hombre muy mayor, que me miró durante toda la comida.

"Hora del almuerzo, hora del almuerzo, hora del almuerzo". El señor seguía mirando. Intenté ignorarle pero este clavaba la mirada en él con fuerza. Me concentré en mi puré, con un aspecto no mejor que su sabor. Por lo menos mi Iqua doméstica me prepararía una cena deliciosa: pollo de verdad, no aquel sintético que vendían en los mercados.

"Hora del almuerzo, hora del almuerzo, hora del almuerzo". Terminé rápido de comer y salí de allí. El señor me siguió con los ojos hasta que desaparecí de su vista. ¿Por qué actuaría así? Que yo supiese, en la empresa eran muy estrictos con el comportamiento y con el equilibrio mental.

"Hora del almuerzo, hora del almuerzo, hora del almuerzo". Iba hacia la mesa cuando me llamó Iqua, me dijo que fuera al panel de GHJ. Este me dijo que hoy podía salir antes, como había pedido, pero debía adelantar trabajo, al menos parte de lo de mañana. Ningún problema, siempre había sido rápido.

"Hora del almuerzo, hora del almuerzo, hora del almuerzo". De vuelta en la mesa, pero esta vez encontré algo diferente, una nota doblada. Aquello era extraño, casi nunca dejaban papeles. La abrí, y la emoción se apoderó de mí a la par que el terror. Allí, en pequeñas letras negras mayúsculas, estaba escrita la palabra "YA". Sí, ya. La revolución ya había empezado.