jueves, 27 de septiembre de 2012

AÑO 64


Hoy, por primera vez este año, han bombardeado la ciudad. Ya nos habíamos olvidado de su sonido, del miedo, de escondernos. Pero parece que nos volveremos a acostumbrar. Durante media hora, se ha acabado el mundo, momento a momento. Al acabar, salimos otra vez a las calles, como ratas, miserables y asustados. Vimos los efectos que habían tenido las bombas: casas reducidas a escombros, calles destrozadas, árboles calcinados... Después de casi un año, en el que, a duras penas, habíamos reconstruido los estragos de la última oleada de bombardeos, todo el trabajo se venía abajo.

Entonces lo vimos. Como una estrella fugaz, pero dejando una visible estela, despegaba una nave rumbo a quién sabe qué planeta. Las naves eran cada vez más modernas, más cómodas y grandes. Cada vez llegaban más lejos, y más rápido. Era la bella y fugaz visión del progreso.

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