lunes, 5 de marzo de 2012

PREJUICIOS EVERYWHERE


-¡Anda, mira! A aquel hombre le roban su cartera… ¡Hay que ver, cómo está la sociedad!… Ya no saben ganarse la vida y tienen que robar, ¡qué vergüenza! Mano dura tendría que haber aquí. ¡Y qué casualidad, un negro el que está robando! Si es que… A todos los tendrían que sacar de este país, que no hacen más que robar. No saben ni hablar español y ya vienen aquí en las pateras esas, ¡qué asco! Si son guarros en su país vale, pero es que se lo traen aquí. Ahora, que yo racista no soy, que quede claro.
-Pero, ¿no le piensa usted decir nada al hombre? ¡Qué le están robando! Anda, dígaselo, ¡venga!
-¡No! Que seguro que si a mí me robaran, él no me defendería, que la gente es muy mala y prejuiciosa. Yo no pienso decirle nada.
-Pero anda, dígale algo, ¿no? Que mucho hablar usted pero no hace nada, ¡no sea hipócrita!
-¡Mira qué fresca! Díselo tú ya que eres tan buena persona, ¡qué cara!
-Yo no, que a ver si me meto en problemas con el delincuente ese. Yo voy tranquila, y si quiere robarle que le robe, que ese no es mi problema.
-Eso también es verdad, que se de cuenta él solito, que está atontado el hombre. Merecido lo tiene, por no estar atento. No puede ir uno por la vida tan feliz, a ver si nos preocupamos un poco más por las cosas, que luego pasa lo que pasa.
-Pues sí, mejor que se de cuenta él mismo. Mírale que… ¡Pero si ya no están!
-¡Pues claro! Meten la mano en el bolsillo, le sacan la cartera y en menos de un minuto ya te has quedado sin ella. Además, aprovechan cuando te bajas porque con el lío de la parada y la gente pues no estás a todo

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