Los seres vivos nacemos,
crecemos, nos relacionamos, nos reproducimos y morimos. Todo esto
está más que comprobado, y de los primeros procesos sabemos
bastante. Sin embargo, el último de ellos sigue siendo el mayor
misterio que jamás haya intrigado a la humanidad. Eso es lo que
marca idea de la muerte, la incertidumbre. Sabemos que al morir para
de latir el corazón, las constantes vitales se apagan, nos quedamos
rígidos y fríos y poco a poco nuestro cuerpo se descompone; pero,
¿qué pasa con nosotros? Me refiero a eso que muchos conocen como
'alma', nuestro ser, nuestro yo. El cuerpo es orgánico, pero, ¿qué
es la mente? ¿Es eterna? ¿Es una ilusión? ¿Es independiente del
cuerpo imperfecto y perecedero? ¿Es que acaso nuestro psykhé va
ineludiblemente unido a nuestra soma, tal como decían nuestros
antepasados griegos? Mientras más nos preguntamos, más nos damos
cuenta de que no sabemos nada. Al fin y al cabo, todo está en
nuestra mente, y ni siquiera sabemos qué es exactamente nuestra
mente; por tanto, ¿podemos imaginar dentro de una mente mortal una
vida eterna?
Antes estábamos
plenamente convencidos de que había una vida más allá, una vida
eterna, perfecta, incorpórea; esa era la idea general, la que
queríamos creer. Ahora, sin embargo, en una época marcada por el
empirismo, por el 'si no lo veo, no lo creo', no podemos afirmar
nada, y la diversidad de ideas ante este tema es casi igual al número
de personas que lo piensen. Unos siguen creyendo en esa vida post
mortem, otros en la reencarnación, otros creen que no hay nada, y
otros simplemente afirman no saberlo. Creo que estos últimos son los
más sinceros de todos; pero también es la opción más dura, pues
nadie quiere aceptar que no sabe o no está seguro de algo. Por
tanto, sea lo que sea, lo único cierto es la incertidumbre.
Ola k pasa, la entrada se te ha repetido una poca no? jajaja otra vez has conseguido rallarme
ResponderEliminarLOL, es cierto... tengo que editarla. PD: Era lo que pretendia.
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